Podemos definir el afinado de una campana como el procedimiento ciertamente complejo por el cual se modifica de forma muy leve su perfil interior una vez que esta ha sido fundida para obtener en ella la nota precisa.
A lo largo del tiempo se ha tomado como nota base para la afinación de los instrumentos musicales la nota central LA (A inmediatamente superior a C media). Sin embargo la frecuencia para esa nota no ha sido constante sino que ha variado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el gran órgano de la catedral de Estrasburgo (1713) tenía un tono La a 393 Hz, mientras que el órgano de S. Jacobo en Hamburgo tenía para el mismo La una frecuencia de 489 Hz (casi 4 semitonos por encima). Casos similares se daban entre distintos órganos de otras ciudades europeas.
En 1859 el gobierno francés recomendó como estándar una frecuencia de La=435 Hz, esta se hizo común en el continente europeo, mientras que en Estados Unidos se impuso como estándar la frecuencia de La=440 Hz. Inglaterra optó por un compromiso entre ambas manteniendo un tono de La=438,9 Hz.
En 1939 una comisión internacional reunida en Londres adoptó el tono La=440 Hz como el estándar recomendable. En 1959 la International Stándard Organization (ISO) ratificó esa frecuencia como la frecuencia patrón. En la actualidad esa frecuencia se emplea como patrón para la escala de 12 tonos de igual temperamento, mientras que la frecuencia patrón para la afinación de los instrumentos en una orquesta sinfónica es ligeramente superior, La=442 Hz.
La elección de la frecuencia de referencia adecuada es de suma importancia ya que todas las campanas que componen un juego armónico se afinarán a sus respectivas notas tomando como base esa referencia.